Discurso y territorialización.
Podemos enunciar preliminarmente que las políticas estatales en San Juan de la Costa, han transitado permanentemente entre una dinámica de balances y contrabalances[1] respecto de sus sujetos socioculturales, y que en general no han incluido la diversidad de las identidades comunitarias, desde la densidad de su pasado - las formas en que los sujetos sociales han habitado ese territorio y transformado su naturaleza- excluyendo así limitaciones y potencialidades de éstos.
Estimamos que para poder llevar adelante esta territorialización [2], debemos sortear algunas encrucijadas: poniendo de relieve los discursos de dichos sujetos sociales, en la medida en que tales discursos nos proveerán de las riquezas y pertinencias necesarias para hacer más adecuada la política del Estado, y además ampliará la construcción de un territorio social más acorde con los sujetos que la componen.
Una aproximación en esta línea, pasa por considerar a los sujetos enunciantes como individuos concretos en una situación social concreta, a partir de la cual se puede localizar sus discursos, constituidos no sólo desde los metalenguajes de colectivos centralmente estructurados, sino sobre todo desde las situaciones de descentramiento y diferencia expresa. El yo que se pretenderá, es un yo narrativo, aquél que cuenta historias, en las que se incluye un bosquejo del yo como parte de la historia (Bruner, 1991: 110).
Se trata, por tanto, de pensar el habla desde el lugar social, por así decirlo, resguardando la condición de animal social (dialógico e intertextual) de los sujetos, incluso en sus actos ilocutorios más individualizados. En esta oportunidad, sin embargo, pretenderemos abordar esta situación, a través de un estudio en profundidad[3], que permita abrir espacios a la exploración de la subjetividad de los actores sociales y culturales de San Juan de la Costa, tratando de conservar su lenguaje, indagar la definición de la situación, y lo más importante, dar cuenta de la visión que tienen de su propia historia.
Análisis de los Discursos
Para efectos del análisis de los discursos, que se presentarán a continuación, se procederá a ordenarlos según ejes temáticos, que nos permitirán identificar los elementos comunes o las diferencias expresas, entre los sujetos o actores sociales culturales de San Juan de La Costa.
a) Memoria histórica: la masacre de Forrahue
“Cuentan ellos, el cacique Paillamanque y el abuelo Camin, que en las noches de cerrasón, se arrastra la carreta de Juan Acum Acum, uno de los primeros en caer, dicen que en la carreta van los muertos de Forrahue sin morir aún y que los bueyes fantasmas, avanzan y retroceden haciendo un círculo en la noche, confundidos por el clamor de los moribundos” (Entrevista. Carlos Paillamanque: 2004)
Aquí podemos identificar, el contenido social e histórico del relato, pese a que preliminarmente se presenta como una leyenda más, nos esconde el contenido mayor de la intertextualidad del mismo, haciendo un reclamo necesario e histórico, para articular la memoria que se esconde detrás. Al adentrarnos a los significados mayores a los que nos refiere el texto, nos encontraremos con las llamadas “historias no oficiales”, que dan cuenta de hechos de fuerza del estado-nación, que amparados bajo el discurso de la “legalidad”, comete crímenes y atrocidades, en una situación puntual de disputa de tierras entre un particular y comuneros williche de una localidad en San Juan de la Costa.
Por tanto, la identidad de la resolución de conflictos y en particular al tema de la posesión o tenencia de tierras, no siempre ha sido abordada con tolerancia entre la diversidad de los intereses de los sujetos en conflicto, por quien debiese ser el ente regulador, el estado. Al parecer la historia, deberá dar cuenta de esas situaciones, para revisar “el nuevo trato” con los indígenas, en la resolución de los conflictos y generar estrategias que apunten al respeto esencial de los derechos individuales y sociales de las personas sin distinción de raza, religión, u otra diferencia que los consagre como tales.
El texto a continuación, da cuenta de esa historia mayor:
“Como aún quedaban por desalojar trece casas, el mayor Frías, ordenó que quedaran veinte carabineros al mando del oficial Espinoza, para acompañar al receptor judicial, quien debía seguir efectuando el lanzamiento al día siguiente. Serían las cinco y media de la tarde, más o menos cuando regresaba a Osorno el resto de la tropa, la caravana no podía ser más fúnebre, dos carretas repletas de muertos, cuatro con heridos y dos con los presos….los hechos se habían producido pocas horas antes en la comunidad de Forrahue, cuando llegaron hasta allí las tropas cumpliendo una orden judicial que beneficiaba al particular Anastasio Burgos, veinticinco comuneros muertos, fue el saldo trágico del desalojo” (Diario “El Progreso” de Osorno, 21 de octubre de 1912)
b) la recomposición del tejido social
“Reiniciar el trabajo de la Junta de Caciques del Butahuillimapu, fue tarea ardua y difícil, en años en que la organización social, era vista con ojos sospechosos. Sin embargo, los lonkos superamos los obstáculos y logramos reagruparnos desde Valdivia a Chiloé”….
“El logro que se está llevando, no cierto, es que cuando el gobierno oficialicé un artículo de la ley en la Educación, diga, mañana se va a enseñar en todos los colegios, por derecho de Ley el Tse Sungun o el Mapudungun o el Cunza, que dicen los atacameños, los aimarás que hablan Quechua, y hemos logrado también a sensibilizar, a las personas que asesoran al Presidente de la República, de que se respeten esa diversidad de cada uno de las regiones” (Cacique Mayor del Butahuillimapu, Antonio Alkafuz)
Desde este discurso se reclama el reconocimiento de las propiasformas de organización comunitaria, de los sujetos sociales de San Juan de la Costa, de sus autoridades tradicionales y su natural ascendencia entre las comunidades locales, amplía los conceptos de organización con los que trabaja el estado[4], e incorpora el valor que se le asigna desde los propios sujetos, a su vez explora la dimensión del sentido de organización comunitaria planteada con arraigo desde la cultura williche, que reclama una formalidad del estado, expresada en una ley, que respete la diferencia y la diversidad cultural de los indígenas.
c) Estrategias de resistencia
“Yo también viví la experiencia de los jóvenes indígenas que salen, emigran de sus pueblos para buscar nuevos horizontes. En mi caso, como mujer, yo creo que lo que más sentía, era la falta, digamos, el contacto que uno necesita con la naturaleza, la energía que entrega por ejemplo el viento, la energía que da el sol, son para mí sumamente importantes, incluso la lluvia también es importante, pero más que nada, lo importante para mí es la tierra” (Ana María Cheuquepán, San Juan de la Costa)
La negociación como estrategia de resistencia cultural, con la cultura winka[5] expresada en el proceso de migración de los jóvenes del campo a la ciudad, en busca de mejores expectativas de vida, se contrasta con la fuerte rememoranza de esa vinculación estrecha con “aquellos contactos con la naturaleza”, que necesariamente va más allá de ser simplemente una relación con el medio ambiente, sino más bien una relación ordenadora de la vida y potentemente relacionada con la cosmovisión y ordenamiento universal de la misma. Pareciera ser que la identidad es un tema de mayor alcance que los mismos procesos de adaptabilidad social a la nueva vida que entrega la urbanidad.
“La juventud, la gente que hoy día está empezando a crecer y que en el futuro pudiera enfrentar este tipo de situaciones ante la sociedad, que por un lado va a tener que reconocer su identidad cultural, con todo lo que ello significa y ahora lo vemos con el avance de la ciencia, que de repente, los niños están recibiendo otros conocimientos, que son ajenos a la realidad nuestra, ajenos a la cosmovisión, a la forma de ser de nosotros como mapuche, eso en cierta forma le va a dificultar el tener que asumir concretamente su verdadera realidad” (Lonko Arturo Camiao).
Se visualiza desde este discurso, que el futuro es al menos, un tiempo complejo, en donde se convive con elementos de lo que podríamos llamar distintas sociedades tomadas en un mismo tiempo y que a la vez viven tiempos distintos, con símbolos culturales distintos, y categorías de pensamiento que utilizan nuevas racionalidades, en donde será necesario conocer sus propias identidades, antes de incorporarse en un proceso modernizador desterritorializador[6] y desarraigado de sus actores.
El reconocer e incluir estos discursos, es afín a un proyecto epistemológico, que en vez de subsumir el conocimiento en un propósito unificador de las ciencias, abre la producción de múltiples saberes, el diálogo entre valores y conocimiento, un escenario en donde no sólo aborde la producción de conocimientos, sino de un diálogo de saberes que producen nuevas formas de territorialización desde San Juan de la Costa.
d) Espiritualidad
“Nuestra religiosidad, la cultura williche de San Juan de la Costa es Chao, la vida de nosotros los mapuche, la vida significa, es todo lo que nos renueva, nos da el aliento de Chao Troquin, el Taita wentriao…la Maestra de Ceremonia tiene su oración especial, porque ella realiza el Esku, entonces el Esku es el ofrecer al Chao Troquin, pues cuando uno dice:
Leske tu may Chao Troquin, entonces uno dice yo te ofrezco, al Padre o Dios Juez, uno le ofrece, le está ofreciendo todo lo que hay en la Tierra, ofrece hasta el buen pensamiento” (Maestra de Ceremonia, Vivana Lemuy, Pualhue, San Juan de La Costa, )
Por último, y considerando la inclusión en una dirección integradora del otro y no totalizadora, entendida como una racionalidad de la diversidad, está contará no sólo de algunos elementos descifradores desde la cultura hegemónica, o la cultura que tiene el poder, sino que por el contrario, intentará develar los significados que se encuentran detrás, en medio, al principio de los discursos, para ser respetadas y entendidas desde la cosmovisión de los propios sujetos sociales y culturales. Esta vía de inclusión pero desde esa alteridad y no de la otredad -más bien antagónica -, supondrá un escenario en el cual las relaciones sean de carácter dialógico, y a manera de precisar el concepto anterior, diremos que lo dialógico irá en la dirección de constituirse en un diálogo entre opuestos en igualdad de poderes.
A modo de reflexión final
San Juan de la Costa, sin lugar a dudas se constituye en una importante variable espacial-territorial, en donde el estado ha configurado una serie de tentativas o ensayos de estrategias de políticas sociales que intentan dar cuenta de una territorialidad particular. No obstante, la práctica discursiva estatal por incluir a estos sujetos sociales-culturales, sólo se ha expresado en ciertos niveles de tolerancia.
Muestra de lo anterior, es que pese a las numerosas tentativas, esta territorialidad, reclama una inclusión real y desde sus sujetos sociales-culturales.
El derecho a participar activamente en la definición de las políticas sociales del estado, como asimismo de participar en las decisiones que conciernen a sus recursos naturales que forman parte de su territorio, la pretensión de ser escuchados desde su cosmovisión, nos aclara que el estado no ha tenido una estrategia estatal de alteridad - entendida como un proceso dialógico e intertextual -, para San Juan de la Costa.
Hasta ahora, hay una tentativa estatal que recoge los aspectos identitarios de este territorio, como muestras arqueológicas, centradas esencialmente en el pasado, y ausente de proyecto de futuro para la comuna. El proyecto San Juan de la Costa, existe hoy, y es necesario articular sus significados desde los discursos de los propios actores sociales culturales que lo reclaman a viva voz.
Por último, La inclusión de la alteridad el respeto real a la diferencia, generada por políticas dialógicas, desaceleran los desequilibrios exclusionistas de la intolerancia, la explotación irracional de los recursos naturales, la marginación, el racismo y la consideración de prácticas asumidas como “folklore”, donde la diferencia se asume como distancia entre los sujetos de una sociedad compleja y diversa, y que reclama desde aquí, y desde los diversos tiempos y discursos, la evidencia de lo que alguna vez fue un presente vivido, tal vez una territorialidad.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
v Brunner, José Joaquín: El espejo trizado. Santiago: Documentas, 1988.
v Crónicas de la Gente del Sur, CD. Corporación Nacional Indígena, CONADI, Universidad de Los Lagos, 2001.
v Leff, Enrique. “Conocimiento y Educación Ambiental”,Formación Ambiental 17. (1996). 1-8.
v Pérez Taylor, Rafael: Aprender-Comprender la Antropología. México;2000.
v Piniao Colil, Hortensia: Comunidad Indígena Inchemapu: “Rescate de leyenda huilliches de las localidades de Liucura, Puninque, Popoen y Loma de la Piedra”. Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, CONADI, Décima Región de Los Lagos, 1996.
v Saenz, Alejandro. “Contribuciones al Desarrollo Endógeno”, Scripta Nova 45 (1999). 1-6.
v Nettig Rosales, Erwin:
§ “Imaginarios y devenir en la territorialidad costera”. viaje a los cronotopos de San Juan de la Costa, CEDER/U.L.A. Obra ganadora de la Beca Nacional para Escritores Noveles, género Ensayo, Ministerio de Educación Chile., CEDER; ULA; Chile, 2003.
§ “HISTORIA DE UN DISCURSO OFICIAL: hacia la construcción de una política de inclusión social”. Revista LIDER, labor Interdisciplinaria desde las Ciencias Sociales. En número temático Magíster de Ciencias Sociales. CEDER-U.L.A. 2002.
§ “Desde el tiempo de las historias. un camino del brazo de Michel de Certeau hasta Kanillo en San Juan de la Costa”, En Antropología y Estudios Regionales. De la aplicación a la Acción. Francisco Ther Ríos coordinador. Colección LIDER, CEDER-ULA, (2002).
§ “San Juan de la Costa una etnografía desde las batientes de las olas”. Revista LIDER, labor Interdisciplinaria desde las Ciencias Sociales. “El Desarrollo Local y Regional desde las nuevas tendencias en las Ciencias Sociales”. Número en preparación CEDER/ Universidad de Los Lagos(2002)
[1] Entenderemos para efectos de este ensayo, como balances y contrabalances, las variaciones reales de las políticas sociales estatales, en cuanto consideran o no la participación de los sujetos en la formulación o diseño de las mismas, sean estos programas sociales o económicos.
[2] Cuando hablamos de territorialización, nos referimos a las apropiaciones que hacen los individuos del territorio, intercambiando procesos socio-culturales capaces de transformar su realidad.
[3] Se intentará realizar un estudio que en su diseño metodológico sea de carácter No Experimental y Transversal, en el que se realiza un tratamiento cualitativo de la información en un momento determinado de tiempo, que a la vez da cuenta de los procesos sociales-culturales vividos por los propios sujetos.
[4] El Estado reconoce esencialmente a las organizaciones que participan de la red de servicios o bienes que el entrega, principalmente vía proyectos que obedecen a un marco lógico, funcional a sus intereses.
[5] Se entenderá como cultura winka, para efectos de este trabajo, a la cultura no mapuche, con características y rasgos occidentales y que tiene una expresión de marcadamente urbana en su desarrollo, y que es distinta a la cultura mapuche-williche, que podríamos reconocer como más cercana a la ruralidad.
[6] Se entenderá la desterritorialización como un proceso en el cual, un espacio geográfico determinado, se le agrega por “el arte de la añadidura”, es decir, para ser completado, un ordenamiento que no considera su diversidad o alteridad, en definitiva desconoce la riqueza que lo hace particularmente distinto a otros topos.